ESGUINCE DE TOBILLO
ESGUINCE DE TOBILLO

QUÉ ES UN ESGUINCE DE TOBILLO
Un esguince de tobillo es una lesión común que sucede cuando los ligamentos que estabilizan las articulaciones del tobillo se estiran más allá de su rango normal o se rompen, generalmente como resultado de una torcedura o un movimiento brusco. Suele producirse al pisar mal, girar el pie de forma repentina o al caer con el pie en mala posición. Los síntomas típicos incluyen dolor, hinchazón, hematoma e inestabilidad. La gravedad del esguince varía según el grado de daño en los ligamentos y el tratamiento puede ir desde reposo y fisioterapia hasta inmovilización temporal, dependiendo del caso.
CLASIFICACIÓN SEGÚN LOS LIGAMENTOS AFECTADOS:
1-ESGUINCE LATERAL EXTERNO:
Cualquier ligamento del cuerpo es susceptible de sufrir un esguince, pero concretamente en el tobillo el más habitual es el esguince lateral externo en el que se fuerza el pie a una inversión (el pie gira hacia adentro) comprometiendo ligamentos que conectan las articulaciones del hueso peroné con el astrágalo y el calcáneo:
- Ligamento peroneoastragalino anterior (LPAA)
- Ligamento peroneocalcáneo (LPC)
- Ligamento peroneoastragalino posterior (LPAP)
- Ligamento talocalcáneo lateral (conecta astrágalo y calcáneo)
2-ESGUINCE MEDIAL (INTERNO)
Aunque el esguince lateral externo es el más habitual, también puede generarse esguince en los ligamentos mediales (internos) o incluso en los ligamentos de la sindesmosis, menos frecuentes pero importantes.
El esguince medial interno afecta al ligamento deltoideo, que es un complejo ligamentoso grueso y fuerte en la cara interna del tobillo, formado por 3 fascículos; (tibioescafoideo, tibiocalcáneo y tibiotalar posterior superficial), este complejo ligamentoso conecta la tibia con el astrágalo, el calcáneo y el escafoides, por lo que estabiliza tanto la articulación tibioperoneoastragalina como otras articulaciones del retropié.
ARTICULACIONES IMPLICADAS:
- Tibiotalar medial (tibiotalar deltoidea)
- Tibiocalcánea
- Tibioescafoidea
3-ESGUINCE DE LA SINDESMOSIS (esguince alto del tobillo):
Afecta a los ligamentos que mantienen unidos la tibia y el peroné en su parte distal y son los siguientes:
- Ligamento tibio-peroneo anterior inferior
- Ligamento tibio-peroneo posterior inferior
- Ligamento interóseo o membrana interósea distal




GRADO DE LESIÓN:
En función de la gravedad de la lesión clasificaremos los esguinces de tobillo en los siguientes grados:
- Grado I (leve): Estiramiento o microdesgarro de las fibras del ligamento sin inestabilidad. Hay dolor leve, inflamación y sensibilidad, pero el paciente puede caminar.
- Grado II (moderado): Desgarro parcial del ligamento. Dolor moderado, hinchazón, hematoma y cierta inestabilidad articular. Dificultad para apoyar el pie.
- Grado III (grave): Rotura completa del ligamento. Dolor intenso, gran inflamación, hematoma e inestabilidad marcada. El paciente no puede apoyar el pie, ni caminar con normalidad.
INESTABILIDAD Y RECIDIVAS TRAS UN ESGUINCE DE TOBILLO:
La capacidad elástica del ligamento puede perderse tras un esguince, especialmente si es moderado o grave, como resultado, el tobillo queda más propenso a inestabilidad y recidivas si no se rehabilita correctamente. Esta pérdida de la capacidad elástica del ligamento ocurre porque:
- Durante el esguince, las fibras del ligamento se estiran o rompen más allá de su límite fisiológico.
- En la cicatrización, el cuerpo repara con tejido de colágeno más denso y menos elástico que el original.
- Este nuevo tejido no recupera la organización, ni elasticidad inicial, lo que reduce la capacidad del ligamento para volver a su forma original tras una tensión.
PREDISPOSICIÓN A SUFRIR ESGUINCES DE TOBILLO
Algunas personas presentan una mayor predisposición a sufrir esguinces de tobillo debido a factores como la inestabilidad funcional (fallos en el control neuromuscular y propioceptivo) y la inestabilidad estructural (hiperlaxitud ligamentosa, mal alineamiento o alteraciones en la anatomía del pie y tobillo). Estos desequilibrios comprometen la capacidad de respuesta ante movimientos bruscos o terrenos irregulares, aumentando el riesgo de torceduras recurrentes.
INESTABILIDAD FUNCIONAL: se refiere a la alteración en la función, es decir, en la propiocepción y en el control motor; (alteración frecuente en pies planos). Los órganos propiorreceptores son estructuras especializadas que se encuentran en músculos, tendones, articulaciones y tejidos subcutáneos y tienen la función de detectar y enviar información al sistema nervioso central sobre la posición, movimiento y tensión de las partes del cuerpo. Los principales propiorreceptores son corpúsculos de Ruffini, corpúsculos de Pacini, órganos tendinosos de Golgi y terminaciones nerviosas libres.
INESTABILIDAD ESTRUCTURAL:
se refiere a la inestabilidad de tejidos estructurales como la
inestabilidad en el tejido ligamentoso o la inestabilidad de la musculatura del pie, así por ejemplo, la debilidad del músculo tibial posterior dará como resultado un pie con tendencia a la pronación y la debilidad de los músculos peroneo largo y corto sumada a la hiperactividad del músculo tibial posgerior, generará una tendencia a pies más supinados.

- Pie pronado: El pie tiende a girar hacia dentro, con el arco plantar bajo. Esto provoca una mayor rotación interna de la pierna, lo que puede generar estrés en las articulaciones y músculos, aumentando el riesgo de lesiones, como esguinces de tobillo o problemas en las rodillas.
- Pie neutro: El pie tiene una alineación equilibrada, con un arco moderado y una distribución uniforme de las fuerzas durante la marcha o carrera. Es el tipo de pie más funcional y saludable, con menos predisposición a lesiones.
- Pie supinado: El pie se apoya en el borde externo, con un arco plantar alto. Se observa poca o nula pronación, lo que puede generar una distribución irregular de las fuerzas durante la marcha o carrera, aumentando el riesgo de lesiones en tobillos y rodillas.
ESGUINCES DE REPETICIÓN:
Los esguinces de tobillo recurrentes a menudo están relacionados con alteraciones en los propiorreceptores, que como acabamos de explicar, son esenciales para el control del equilibrio y la estabilidad articular. Cuando se sufre un esguince, los propiorreceptores pueden dañarse o su sensibilidad puede disminuir, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para percibir la posición y el movimiento del tobillo de manera adecuada. Esto dificulta la corrección rápida y automática de la posición del tobillo al caminar o hacer deporte.
Como resultado, la persona se vuelve menos capaz de reaccionar a tiempo a movimientos bruscos o torceduras, aumentando el riesgo de sufrir un esguince en el futuro. La falta de una rehabilitación adecuada que recupere la propiocepción puede llevar a un ciclo de lesiones repetitivas, en ARTRODINÀMIC nos esforzamos en la propuesta de una rehabilitación específica y de calidad, que incluya ejercicios de propriocepción y fortalecimiento, además de las técnicas de terapia manual y aparatología más adecuada para cada fase evolutiva del esguince (fase inflamatoria, fase de remodelación y fase de readaptación).




